El mercado del diseño Arquitectónico tiene el mismo interés común. Hacer buenos edificios, y hacer empresas rentables. El proceso de la arquitectura, nos pone a prueba en muchas formas. Para empezar, es un proceso con muchas personas. En un sólo proyecto, hay desarrollador, arquitecto general, un arquitecto AOR, Estructurista, diseñador MEP, diseñador de Fachadas, gerencia de proyecto, paisajista, interiorista; mínimamente. Pudiendo ser más, pero además de esto, el equipo de trabajo de cada disciplina, involucra a 2 o 5 personas comúnmente. Así, que de pronto, para este ejemplo, ya estamos hablando de 50 personas más o menos. Si pusiéramos a esas 50 personas a deliberar qué pizza pedir para una reunión, el proceso sería larguísimo y el resultado dejaría indudablemente insatisfechas a más de una persona. Ni qué decir en un proceso de diseñar un proyecto arquitectónico. Esto es porque hay muchas intenciones y motivos de interacción en la Arquitectura.
En el ejemplo de las 50 personas diseñando la pizza que satisfaga a la mayor cantidad de gente; además, faltan dos componentes que complicarían sensiblemente dentro de sí mismo a este proceso: el tiempo y los intereses ulteriores. Este artículo se trata de los segundos. Es como si para diseñar la pizza perfecta (prometo dejar de usar este ejemplo pronto), se le diera un premio a quien lograra que todos se decidieran por el mejor salami; o si a alguien le dieran un premio por sacar del horno la pizza en el menor de los tiempos; su interés se vería redirigido al premio por sacarla del horno rápido, y sería relegado a un segundo lugar de prioridades el interés de lograr la cocción perfecta. Bueno… la alegoría de la pizza da para muchísimo más; pero abandonémoslo ahí.
En un proceso de diseño arquitectónico, yo diría que hay 3 grandes campos de interés que rigen el comportamiento comunitario, corporativo y personal. Son los que están en el siguiente diagrama . Urgencia, Ambición y Trabajo.
Urgencia + Trabajo:
Si a cualquier persona, en cualquier momento se le pregunta: ¿para cuándo necesitas esta entrega? La respuesta, invariablemente, es: “para ayer”. Aunque todos sabemos que se sobre-utiliza, al grado de ser ya poco descriptiva, poco enfática; y que tras ella, viene ya la respuesta real; se sigue contestando así absolutamente siempre. ¿Y por qué?
Por la percepción de urgencia general que realmente es una maraña de mini-urgencias más o menos reales. La percepción de urgencia viene de la mano de un bajo entendimiento del tornado de mini-situaciones a coordinar, y las ganas de decir: “mientras antes acabe esta mini línea de tiempo, mejor.”. Es muy importante entender esto, para poder ser más empáticos y no caer en una servil espiral de complacencia de líneas de tiempo que no resuelven un proyecto, sino que minimizan (en realidad: posponen) las fricciones.
En la Urgencia + Trabajo, viven los proyectos la mayor parte del tiempo: Es la zona más productiva, y en la que el esfuerzo aplicado se siente más rápidamente recompensado con avances y cumplimiento de las tareas a cumplir. Ese es el lado positivo de la condición, pero hay que prevenirse de estar demasiado tiempo ahí o que demasiadas personas estén en este formato porque puede devenir en toma de decisiones pobremente informadas, o peor aún; decisiones que resuelven la inmediatez del proceso de diseño del proyecto, pero no la calidad permanente de un edificio. Resuelven que no haya problema en la reunión del próximo lunes con el cliente; pero condenan por décadas, si no es que siglos, el desempeño de un edificio.
Comunitario: Durante las partes iniciales de un proyecto, es bastante más amistoso todo, las juntas son hasta amenas, hay risas y jolgorio. Pero más o menos al llegar al momento del arranque de Design Development, los mariachis callan, y todos empezamos la dinámica de “tú me debes tal información” “sí, pero es que estoy a la espera de que a mi me den tal otra”. Y empieza el frenesí.
Corporativo: Depende mucho de cada empresa y de sus respectivas disciplinas, pero en general, el ambiente es bastante más comúnmente relajado a nivel corporativo en medida que se tiene una buena cultura de planeación. De esta forma, se vuelven empresas proactivas, y no tanto reactivas. Más planeación, hace que todo sea más previsible. Mientras más partes de la empresa estén enteradas del plan general, más homogéneamente se puede progresar en los proyectos.
Una empresa que siempre está corriendo a apagar incendios; que permanentemente está en modo: urgencia y trabajo, produce empleados sin planeación estratégica, sin comunicación productiva, siempre a la defensiva y siempre renuentes a aportar algo extra.
Personal: Todos tenemos ciclos, si es la semana de mi cumpleaños, que para desgracia de mi productividad, cayó en miércoles; desde un sábado antes y hasta el fin de semana siguiente, bajará la producción. Si la arquitecta fulana terminó con su pareja, y está triste, su producción bajará. En cualquier caso; después, habrá que compensar, por esos momentos por los que pasamos absolutamente todos; con semanas de mucho más urgencia y trabajo.
El mercado del diseño Arquitectónico:
Desde la trinchera del diseño de Fachadas, nos toca analizar, estudiar y aportar propuestas de diseño que satisfagan las necesidades e intenciones de diseño del arquitecto, que se adapten al rango de precios que el inversionista planea pagar; y que sean responsables con el futuro y la permanencia del edificio. Conscientes de que la Arquitectura trasciende al arquitecto, hemos de fomentar un mercado responsable, que evite a toda costa que lo urgente, quite atención a lo importante.
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