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Arq. Ricardo Dan Díaz

El Retrofit en México.

La reconversión (Retrofit) se ha vuelto uno de los principales puntos de interés para ciudades tras ciertas situaciones:

Edad de los millennials.

En lo general, los millennials han (hemos) sido una generación de marsupiales sociales. Es decir, los boomers eran independientes, casados, con hijos e hipotecas a sus años 20; mientras que los millennials a esa edad, siguieron pensando si era momento de dejar de identificarse como Emo. Los millennials requirieron, en su mayoría, mucho más tiempo de dependencia económica de sus papás. Y al independizarse tarde, también sus familias empezaron mucho más tarde. Sus intenciones de estabilidad y de permanencia en un sólo lugar, apenas hace poco empezaron a notarse. De ahí que los defina como marsupiales, dependiendo bastante de la bolsa de mamá canguro.


Ya no es así. En mi opinión, los millennials fueron parte fundamental de la minimización de daños corporativos durante la pandemia. Mientras un boomer y un gen x, sufrieron teniendo qué adaptar la mesa del comedor como salón de 6o de primaria, 3o de prepa y oficina del gerente de mercadotecnia simultáneamente. Los millennials mostraron rápida capacidad de adaptarse a usar video-conferencias, las sillas de gamer, y la personalidad aun disidente de poner una caguama en pleno lunes en la mañana en el escritorio de trabajo. La pandemia sirvió a los millennials y los millennials sirvieron a las empresas durante la pandemia.

Ahora los millennials saben que pueden salir de la marsupia siempre que haya wifi a donde vayan.


¿Y los centennials? Ellos son la esperanza de los metros cuadrados rentables en las grandes Ciudades.


Ellos no quieren los pajaritos, los jardines, los preescolares con baja cuota de colegiatura que quieren los millennials; ellos quieren seguir socializando, quieren ir a los bares, a los restaurantes a instagramearlo todo, quieren conocer a su próxima socia, a su próximo esposo, a su próxima empleadora, quieren construir su vida para luego (muy luego) vivirla.


Re-ubicación de familias en un escenario postpandémico.


Ya sea por familias retiradas que saben que pueden hacer video-llamadas y pasar la mayor parte del tiempo en sus casas de campo y dejar las casas de las caóticas ciudades; o por familias jóvenes que saben que pueden trabajar desde donde sea, mientras se conecten a las juntas y entreguen sus encargos a tiempo; pero el caso es que la casa se ha transformado sensiblemente.


Hace sólo 4 años, decir: “trabajaré desde casa” era un eufemismo para decir “no voy a trabajar”; no era ni siquiera una posibilidad.


La casa hoy ha de tener espacios de trabajo, silencio, concentración, y horarios disciplinados en medida de lo posible. Hoy el Programa Arquitectónico, ha de considerar que el espacio mínimo para una recámara ha de incluir un lugar para un escritorio.


Hoy la oficina está en la lap-top y el smart phone, mientras haya una superficie lo suficientemente plana y horizontal para que quepa esto; ahí se puede hacer la mayoría de los trabajos. ¿Dónde prefiere uno ver su pantalla de AutoCAD, donde al ver por la ventana, se ven pájaros, vacas, árboles, ardillas y se escucha de fondo el mar; o una ventana por la cuál se ve la zotehuela con ropa secándose de los vecinos del 604 y de fondo, se escucha que “se compran colchones, refrigeradores, estufas, microondas, o algo de fierro viejo que venda”?


Ah, pues por la misma razón, las familias han abandonado la gran Ciudad para irse a donde rinde, además , más su sueldo con rentas más bajas, colegiaturas más bajas, mejor calidad de aire, menos tiempos de traslado, más naturaleza más cercana, y un vasto etcétera.


Re-ubicación de familias a causa de deterioros de los inmuebles habitados.


Hay otro fenómeno muy particular de la Ciudad de México. Los sismos y los inmuebles medianamente dañados. Me refiero especialmente a esos, porque los totalmente dañados, pues están destinados a la demolición, remoción, y luego a la construcción de un edificio totalmente nuevo. Es mucho trámite.

Los levemente dañados, pues se pueden (o pudieron, esperemos) repararse sin siquiera necesidad de que las familias abandonaran sus hogares.

Los medianamente dañados son los de interés aquí. Porque fueron desalojados, pero demolerlos no es necesario; Porque con intervenciones inteligentes, tácticas, en términos financieros, estructurales, de instalaciones, arquitectónicos y de fachada; tienen una nueva vida sin necesitar lineas de tiempo tan largas, costosas y costosas por largas como son las de la construcción nueva.


Si juntamos pues; el factor centennial, las diásporas millennials, los digital nomads, y la gran cantidad de edificios medianamente dañados; tenemos el clima perfecto para la reconversión de edificios. El retrofit en México tiene esos objetivos.

Un edificio que, con un costo de adquisición reducido por vacancia y daño corregible; puede evolucionar con resiliencia a su próximo uso. Si un día alojó gerentes con corbata y secretarias con medias; hoy podrá alojar gerentes de proyecto con su perro y sus Birkenstocks.

Un edificio que habiendo tenido materiales vanguardistas del momento en que se construyó, hoy viejos y en algunos casos, probablemente hasta fuera de regulación; hoy puede adoptar tecnologías de construcción que literalmente le quiten peso de encima. Podemos quitarles los muros de mampostería, los precolados pesados, y poner unos aligerados, Concretos aireados autoclaveados, muros ligeros con grandes avances en tecnología de aislamiento térmico. Sistemas de vidrio, aluminio, pvc más resistentes a ruido y al calor, al frío, y que son totalmente herméticos.


Un edificio que desecha su fachada de vidrios de 4mm color bronce que son prácticamente una gelatina reflectiva. Recicla esos vidrios, el aluminio que lo soporta, y coloca una fachada vigente. Actualizada en estética, y actualizada en su misión de combatir el cambio climático; una fachada que ya no glorifica el uso exclusivamente de vidrio, y que cuida la vida peatonal, a los árboles y pájaros de los camellones y parques a la redonda.


Un edificio con amenidades dentro de si mismo, en el que puedes dormir, subir al gimnasio, o a la alberca, bajar al co-working y trabajar, ir a la zona de retail, y comprar los ingredientes para tu comida; subir a los asadores y preparar tu picaña, junto con el del 508 que ya se hizo tu amigo, seguir trabajando después de comer, y después bajar al bar a conocer a tu próxima pareja. Sin horas en el tráfico, con ejercicio, favoreciendo la vida comunitaria, disminuyendo el consumo energético del edificio y reduciendo el aporte de calor al contexto urbano, favoreciendo la economía local.


El retrofit, es la forma en que las ciudades pueden aportar calidad y nivel de vida y redefinir la idea de vivir en una sociedad a costa de tu salud, de tu comunidad. Es la forma en la que podemos revertir la alienación de los habitantes de la ciudad, el sedentarismo, reducir el efecto isla de calor, actualizar la apariencia de nuestras ciudades.


Reforma 390 (hoy Josefa). El Retrofit en México.


Ya concretamente hablando de experiencias recientes que en The Façade Studio hemos tenido de frente a esta misión de la reconversión de edificios; un gran ejemplo, es el edificio Josefa, en Avenida Paseo de la Reforma 390. Gran trabajo de parte de JSa Arquitectos de respeto al edificio original de Díaz Infante, en una de las avenidas más emblemáticas del país, y además darle un giro de actualidad sensible.

graficas de daylight
Daylight Study

En un trabajo conjunto que en The Façade Studio disfrutamos bastante, JSa logró un equilibrio entre intención de diseño, modulando en una retícula perfecta, en homenaje y memoria del edificio que fue antes éste, y además buscando que estos motivos de celosía cuadrangular, tuvieran un aporte real y útil de sombreado. Después de varios estudios en Grasshopper, llegamos a buenos y valiosos resultados.


Aunque en su momento fue un edificio propositivo por ser de los primeros templos de vidrio que alojan a la deidad más contemporánea, el dinero; hoy su muro cortina era bastante mejorable. Fácilmente sustituible por uno bueno, como dicen "Les Luthiers". Así que pasamos de un SS 108 a un ST 136. JSa proveyó balcones, que son el mejor amigo de la fachada mesoamericana; lo simulamos varias veces con Design Builder, y logramos un edificio principalmente pasivo;


Al ver la comparativa de las simulaciones de conjunto energético para un edificio de tal estatura lleno de banqueros, contra las resultantes de la re-conversión (los millennials con perro y Birkenstock), los resultados son espectaculares.

graficas antes y después de rendimiento energético
comparativa energética simulada

El consumo energético por enfriamiento de aire, se redujo a prácticamente nada. Sin contar la gran diferencia de la ventilación natural.


Obviamente este mérito no es solamente de nuestro diseño de desempeño energético de la fachada; tiene qué ver con el cambio de uso del edificio, la gran sincronización que se tuvo con JSa para lograr un edificio fantástico con responsabilidad del desempeño energético de éste. La hermeticidad de las ventanas y la confianza del desarrollador en todo este proceso.


En conclusión:


¿Cuántas veces se hace esa pregunta de: Si pudieras regresar a tus 20 años con lo que sabes a tus 40. ¿Qué harías? ¿Cuidarías más tu salud? ¿Socializarías más? ¿Estudiarías más? ¿Trabajarías en otra cosa? ¿No te hubieras casado? ¿O sí? Sea cual sea nuestra respuesta, todas van a favor de que seríamos una mejor versión de nosotros mismos. Bueno. Los humanos no podemos hacer eso; pero podemos darle esa oportunidad a nuestros edificios al convertirlos a una versión, mejor diseñada, más socialmente responsable, más cívicamente conveniente, más saludable, más depurada, más inteligente.

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