Uno de los retos más importantes que tiene que conquistar un investigador en cualquier campo, es el de estar siempre dispuesto a cuestionar todo, empezando por el conocimiento de uno mismo.
Para un especialista de fachada, hay dos barreras muy importantes de eludir para atender un proyecto:
La barrera de usuario convencional
Antes que arquitectos o ingenieros o cualquier otro título nobiliario, todos somos usuarios de la Arquitectura. Todos crecimos en una casa y aprendimos a operar una puerta, una ventana, y lo más importante a distinguir aquí, es que lo que conocimos desde este punto habitual se vuelve nuestro mínimo aceptable. Es decir, que si crecimos en una casa con una ventana a la que hay que atascarle un trapito cuando va a llover, o que hay que aplicar tantita fuerza en la esquina superior mientras jalas la manija para que cierre bien; eso, como usuario, nos parecerá familiar, inofensivo y perfectamente cotidiano.
¿Cómo saltar esta barrera? Por supuesto que ayuda ir a Frankfurt y operar una ventana ahí y ver que sí existen el valor agregado y el desempeño sin fallas, pero en cualquier caso es más fácil hacer una disminución en nuestra tolerancia a las funciones no precisas.
En otras palabras, ante la pregunta de: ¿es normal que silbe el viento a través de mi ventana cerrada? ¿Es normal que se meta tantita agua (o mucha) a través de mi ventana cerrada? ¿Es normal que haya que aprender la maña para operar una ventana?, esa repuesta es: Sí es normal (estadísticamente hablando), pero definitivamente no es aceptable.
En medida que dejemos de ver aceptables esas pequeñas fallas, nuestro estándar se vuelve bastante más profesional y menos vivencial.
La barrera de la percepción del conocimiento avanzado relativo.
Es la ceguera dada por de la vanidad y la arrogancia de quien empieza a entender su disciplina y cree ya entender el 100% de algo. A veces dada por una trayectoria empírica, otras veces dada por un diplomado o posgrado.
La altanería en la investigación, casi siempre nos lleva a procesos creativos mucho más tardados, por querer resolver un problema de la forma en que hemos resuelto otros anteriormente. Es como aquél chiste de quien una noche está buscando sus llaves junto a un poste de luz, no por haberlas perdido ahí, sino porque ahí hay luz suficiente para buscarlas.
La temible mezcla de ambas barreras
La imposibilidad de encontrar una respuesta cierta ocurre cuando nuestros estándares están basados en nuestra experiencia como usuarios y además creemos saber suficiente de un tema. Hay pues, que tener en mente que la ignorancia crece y se acoraza con la arrogancia profesional. En vez de temerle a la ignorancia, hay que temerle a la sensación de conocimiento. Siempre es falsa.
Un profesionista no es quien sabe todo sobre su campo, sino quien sabe investigarlo todo sobre su campo
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