top of page

¿Y el resto de las operaciones?

Arq. Ricardo Dan Díaz

Así como hubo la edad de piedra, la del acero, la del cobre, para la humanidad, la cancelería como componente de la arquitectura ha tenido su edad de madera, edad de acero, edad de aluminio y edad de pvc. Desde la cúspide de cada una de estas edades, se encuentran ejemplares fantásticos difíciles de igualar, tan ingeniosas como agradables de ver, estudiar, operar y vivir como usuario.


Se entiende que haya momentos de alboradas y de ocasos para todos los productos y tecnologías. Lanzamientos, glorias y obsolescencias. Pero me pregunto por qué la relación de los arquitectos con las ventanas obsoletas es tan parecida a la de una ex-pareja. Aceptan y se acuerdan sólo si se les pregunta de los tiempos en que existió, pero a toda costa se evita cualquier tipo de asociación actual, ni qué decir futura. De las ex-parejas se entiende, pero ¿qué culpa tienen las buenas ventanas de madera, acero, aluminio, pvc de nuestras modas mercantiles? Y es que en la misma analogía de las parejas, las ventanas nuevas, así como los nuevos novios, tienen sólo muy pocas cosas asociables a las anteriores, pero realmente no tienen un “handoff” de información, la agonizante pletina de regulación de apertura variable de la ventana de acero, no le pasa información de cómo hacer feliz al arquitecto a la nueva pletina de la ventana de aluminio, tan ligera y alegre, tan operable y al mismo tiempo tan poco versátil.


Guillotina.


Preferiblemente de madera, macetas con flores de colores a los lados opcionales, apertura regulable.

Hoy muchos de los problemas que resolvemos en The Façade Studio es el espacio que necesita para operarse una ventana abatible, porque forzosamente invade en su operación todo el tamaño de la hoja hacia adentro o hacia afuera a lo largo de todos los 90º de recorrido que ofrece. Nosotros (y los expertos en acústica) siempre renegamos de las corredizas que tienen toda la ventaja de no invadir el espacio habitable, y mejor relación ergonómica en general, pero una muy lamentable prestación hermética.

Pues las de guillotina eran la mejor solución que unía estos dos mundos. Cero invasión de espacio, y en la parte inferior. ¿Qué pasó? Supongo que algún tema con que el peso del vidrio condiciona la viabilidad de la operación de la hoja, limitando, por lo tanto, la modulación aceptable. Hay que recordar que una ventana con un vidrio monolítico pesa más o menos 15 kg/m2. Casi siempre hay argumentos baratos como “un niño no podría operarla” pero francamente ¿no es lo que siempre hemos querido? ¿Que los niños no operen las ventanas? No es una buena combinación, niños y ventanas. Por otra parte si un homo sapiens adulto no puede cargar 15 kg, sus problemas más urgentes pueden ser de nutrición y sedentarismo, y no tanto los de ventilación.


En el hipotetiquísimo caso de que una ex-novia capacitara a la nueva novia sobre cómo ser una mejor versión de pareja para alguien, la nueva novia sabría los pros, contras, filias y fobias casi instantáneamente y podría ser, en conjunto una mejor pareja de quien hipotetiquísimamente hubiera recibido la misma capacitación de la respectiva ex-pareja.


Así que si la gran prestación que tiene el aluminio sobre la madera es su sección hueca, en vez de repudiar el pasado de la arquitectura con la ventana de guillotina, por qué no arreglarlo todo con una sola palabra? Contrapesos. Tenemos jambas huecas, tenemos rieles, carretillas, empaques aplastables, los comensales están sentados y hambrientos, sólo es que las extrusoras de aluminio sirvan el banquete.


Postigo.


De las épocas de las haciendas, me ilusiona pensar en dos cosas. Los caballos, los paisajes, la limpieza del aire, y por supuesto, los postigos.


¿Por qué el vidrio siempre tiene que estar en la ventana? Recordemos el aula de clases, la ventana tiene cuatro grandes funciones que puede cumplir, pero no debe cumplir en un sólo elemento. Contención física, iluminación, ventilación, vista. Los diseñadores de ventanas no tienen la más remota idea de estos 4 componentes y su condición gradual. Que lo consideraran en conceptos binarios ya sería mucho, pero actualmente son como un borracho frente al ecualizador de un equipo de sonido: 100% a todas las frecuencias. Igual que un ecualizador de 10 bandas, la ventana puede promover o impedir gradualmente sus cuatro funciones. La combinación y conjugación inteligente de estas características, harían productos altamente satisfactorios con precios justos.


Creo que para la mayoría de las aplicaciones tropicales, una ventana compuesta por postigo y mosquitero, es la mejor ventana, tremendamente más barata y mucho más cumplidora con los verdaderos requerimientos de regiones con radiancias de más de 400 w/m2, temperaturas de más de 36ºC y una cantidad absurda de insectos. El vidrio aquí no sólo es absolutamente innecesario, sino que es veneno térmico por su efecto invernadero intrínseco.


Originalmente eran de madera, han sido de acero también, pero un perfil extruído de postigos podría ser sensiblemente más ligero y barato. Hoy este elemento falta en demasiados proyectos como opción viable del mercado. Podría resistir impactos fuertes, frustrar efectivamente intentos de robo, rechazar altas cantidades de calor antes de que entren al espacio arquitectónico (una persiana por dentro, aunque sea 100% opaca, no elimina el efecto invernadero), promover ventilación aún en opacidad, aminorar el ataque acústico.


Que vuelvan los postigos, por favor.



Basculante 100% apertura.

En casa de herrero, azadón de palo. Las oficinas de The Façade Studio tienen muy buen ambiente de trabajo, buenas computadoras, bonitos colores en las paredes, cerveza fría en el refri, pero una horrenda fachada. Sí. Lo admito. No es enteramente nuestra culpa, el edificio no es nuestro, ni habíamos siquiera nacido cuando el edificio ya estaba erigido.


Es tanto el desprecio que sentimos por esa fachada, que la hemos estudiado y tiene cosas no sólo rescatables sino hasta loables.


De la caricatura de “Los Picapiedra” recuerdo con gran agrado la forma en que justificaban aplicaciones convencionales para nuestra época, con la rudimentaria tecnología de la Edad de Piedra, el mejor ejemplo, El troncomóvil, la rasuradora hecha con una abeja capturada entre dos conchas de mar, la cámara fotográfica hecha con una caja de piedra en la que un periquito súper dotado gravaba en una laja de piedra el retrato. Pues bien, la fachada del edificio donde trabajamos, es un sistema Window Wall probablemente diseñado por el nieto de Pedro Picapiedra.


Es un pseudo muro cortina, con spandrel y todo, hecho con unas soleras y ángulos, tornillos, y vidrio de 4mm recocido. Lo interesante es que lleva ventanas de proyección absolutamente cero herméticas, sin empaques ni nada, pero tiene una pletina muy interesante con muescas para bloquear la posición en tres etapas, y lo mejor es un bypass que con un movimiento complicado pero posible, extiende el arco de apertura hasta 90º, volviendo la ventana, un techo más que una proyectante, y la pletina una ménsula. Con aluminio es absolutamente lograble y mejorable, y esto nos daría unas aperturas muy buenas para maximizar la ventilación natural (100% del área de ventana) y una de las operaciones preferidas por ser altamente hermética y por permitir su apertura aún en casos de lluvia.


Y una vez más, ante el cuestionamiento de los niños y las ventanas por las que caben, debo decir que en mi praxis, he escuchado de cero casos de defenestración de infantes y de demasiados casos de falta de ventilación.


Quien no conoce la historia está condenado a repetirla, y los diseñadores de extrusiones que no estudian las ventanas anteriores, están condenados a repetir tales fracasos.

Comments


bottom of page